Haga lo que haga
Se envuelve en la noche y no me cuenta nada, parece que quisiera volver a algún sitio que no la hubiera gustado nunca, que la produjera rechazo, tanto que nunca podre verla de ese modo. La manera en que se queda sentada mirando, expectante la pared blanca ( que necesita una mano de pintura ), proyecta la película de su vida sin los últimos fragmentos, los instantes finales que guarda para si misma. Tiene varios finales, escondidos como un tahúr, en la manga. Unos son Ases de primera, y otras meras cartas que podrían llevarla a una catástrofe. La desilusión también puede abalanzarse sobre uno. Jamas vuelvo esos naipes ella lo hace sin dudarlo.
Más valiente y se juega la última tirada. Esperando mejorar cartas, mezclando mazos. Cada vez que nos quedamos a solas los fuegos nos embrujan, después el viento desvía las llamas consiguiendo que todo lo adyacente arda, da igual cual sea el motivo, siempre ocurre, sabor a ceniza en la garganta, si tordo termina bien el viento se lleva las cenizas, que cubre todo. En lo lejano, lo pulcro, nuestros cuerpos, desnudos sin motivo. Una y otra vez, tarde o temprano, el agua en forma de sudor, a los pies de la cama. Todo se inunda, nunca dejare de verte. Haga lo que haga.
Te envuelves e inundas todo y vuelves a esa calma inaudita. Miras firme a la pared. Te lo contaría todo y llamaría tu atención como fuera pero proyectas en la pared, tus nombres, diversos, tu película de versos. Toco el muro y varia mi forma de ver las cosas , el modo en el que me expreso. Todo lo de antaño. Te quise o me querías y ahora estas parada. De esta forma expresas lo que no me querías decir y lo que guardas dentro, soy incapaz de comunicarte. Ahora me veo, incluso en la manera de esperarte, tal vez , alguna vez nos engañemos pero tu me sabes, desde el minuto cero. Una apuesta con el desdén.
Te dejo cerca, y admiro la forma con la que dejas caer, casi inerte como en los cuentos de penas del siglo XIX . No sería muy leído ni culto si no me leyeras cada noche, como si no fuera ese al que descontentas cada día con tu ausencia. Confrontación en la misma película. Varias botellas de agua e infusiones de té sobre mi cabeza.
No contestas ni a la primera ni a la tercera , solo me dices pausada, una y otra vez ..déjame que te cuente…déjame que te cuente… una y otra vez.
I
Cabezas blancas
y mis ojos partidos
en dos,
sin mirarte derramados
hacia dentro
te quieren decir
ni encuentran ni saben
a ratos recuerdan
desean confundir
siempre te acercan
sin ser capaces
mojados en te
y los zapatos sucios
II
Empeño mis gafas
golpeándome contra los bordes
y tus frases
aun arraigadas a tus pasos
miedos furtivos
y mis cerraduras aun apagadas