Lavanda
En ocasiones escribo de lo que pienso, mi trastocado reloj que de vez en cuando se para, demaseado transcendental conmigo mismo. Me gustaría ser lo suficiente intelentual como para pararme a tomar cafe en cuarquier lugar o un te de sabor especial con un libro de culto al lado, sin parecer un cultureta, claro.
Mirar por la ventana con una bebida de graduación alta y terminar los escritos, mientras rechazo con las manos esos exquisitos aperitivos exóticos japoneses o frutos secos al uso.
Pero suelo llegar a casa empapado de agua, entre hierbas húmedas escondidas en mis pantalones, llenas de espigas o flores que a la larga perfumaban mis ideas y mis ganas de seguir el fin de cada línea. Un trocito más de cada historia, a ratos veraz , a ratos inerte entre mis dedos. Contaba lo que sentía, y cuento , lo que siento en cada instante, en una tarde, lo que me venia al verte, o lo lejos que llego corriendo despúes de oir a alguién decir tu nombre. Espantando una horas, cuando sabia que lo que deseaba era observar tus pasos con esa amiga, un familiar, ese transeunte traicionero, el circuito de besos y versos
Otros día corría, te seguía por que si, por ser la más bonita en mi mente, menos fea que el resto ( estabas rellena de sabiduría ) , el recuerdo de tus palabras lo primero que oía al entrar a cada casa, dejando de lado el «hogar, dulce hogar» en una página que daban ganas de bajar de la pared y comer sobre ella cualquier inmundicia que hubiera sobrado el día anterior, en especial si era viscosa y textura gelatinosa. Siempre se agradecía la sinceridad, a las horas que estaba a punto de anochecer, y al fin y al cabo uno no sabe si se levantara al dia siguiente.
PRIMERA PARTE ( Problemas con el servidor, nos vemos con unas horas)
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