Miarando el sol
La noche ha pasado, intento dejar de lado la madrugada, el sitio concreto donde amanezco, el nombre por el que todavía me conoces y lo que significa todavía para otros muchos, para unos simplemente el paso por el que no queda más remedio que cruzar antes de llegar al sitio deseado, eso sin sin poder evitar de las reuniones clandestinas, los besos robados y algo concerniente a lo que ni siquiera conviene imaginarse. Balon deshinchados como las esperanzas, subidas al bordillo, echándoles la culpa a coches de segunda mano, con heridas irreversibles tanto que no conozco, me reconozco en las sombras de los recovecos, en los que se aislaban con los ojos caídos en este mismo sito.
He faltado durante tiempo, creí que no volvería a ratos, tire la toalla y deje de lado por promesas convenciendome que era una foto,con filtro para niños
Todos cumplimos años, el césped y las malas hierbas resecas que cubren las tumbas de los muertos, que no vuelven a pisar el suelo, que ahora les invade los ojos y las orejas. A ratos me invaden en el aire que respiro, y se cuelgan de ramas que jamas existen, recordandome algo complejo, que según ellos , se queda en medio, en la mitad por su propio peso. Devuelve lo que pediste, el regalo que no funciona, preguntas que a nadie interesan, pujas desde ordenadores toda la noche encendidos.
Las meigas estan decidas, y sin plumas, con la peor letra que imagines en mi pecho, han dejado una carta escrita, revuelta, con el estomago marchito, esperando ver supurar el ombligo. La peor parte de mi. Sin saber que se reflejara en sus caras las que participan en e oficio
Dejar vasos de café cerca del cuerpo y la última de las personas que te observa lee sus posos hasta llegar al mio, una última confesión, un último eslabón de una condena que no quieren para si, aquellos muertos acusados de suicidio. Aun queda un campo santo que los recoge a cambio de no firmar conmigo en un armisticio. Mi cafe rancio, mi marro repetido, calles que desembocan en mi estomago la sensación de vacío invertido. Los posos no se leen, insultan al que se asome a mirar, a buscar algo profético, no lo he visto ayer, el primer condenado sin condena , el que roba su propio mazo , y lo usa contra el. Llevaba más de cien años buscando la misma condena al cuello, vagabundeando hasta confesar a su propio ejecutor la propuesta de matrimonio.
Ahora bien a que viene esa cara desencajada. Los besos con sabor dulce de Judas, a licor de baja graduación que tiene la intención de vapulear la condena, hacerla inaccesible, excepto para el intestino lleno de sopis vomitis, no solo el estomago, las tripas y las ganas de hacer.
Intente ver una vez mas. No existe moraleja. Solo una nueva forma de caminar lenta y legañosa, los pies rotos bajo las piernas, piedras y piel arrancada a tiras. El incendio que despierto después de tantos años de reo, libres sin ojos para ver, sin recordar la gente que fallecen sin hogar y este sin puertas ni ventanas. Ellos fruto de la crueldad ni panes ni peces, solo soledad, dedos en llaga. No me prometais por favor , la posibilidad de morir, ni siquiera el último aliento. A tu lado puedo, como debajo del árbol en que quisiste. Mirando al sol , no amanece.
Un comentario en “”