O´clock
Me encuentro entre tus cartas propaganda, de unos cuantos restantes, todos de menús a 5´95 y nombres extraños, unos mejores y otros peores,. Me imagino que los días pasan unos más pálidos , y otros el jolgorio de los niños. No soy capaz de discernir que tipo de relación mantenías con tus padres, a los que veias como superiores. ¿ Tus propios familiares no dieron nunca aviso de tus posturas ?.
-Se le agradecen las lágrimas- , dice sin saber por que gimotea,- Menudo es el cachondo-
– Sois unos cachondos por escribir una cosa así, no sabéis nada, os habéis creído todo.-
Es todo lo que lo que oí de la conversación, todavía resuena en mi cabeza, sin ningún sentido, si no fuera, por que ella llevaba una brecha en la cabeza. se me repite como una mala canción. Y la llevo todo el día encima.
Sentado en mitas de la escalera, me entra el miedo, un regalo frío del recuerdo, o del propio tiempo. Palabras que no vienen en el momentos adecuado, números que se pierden en el instante de llamar. Y en un instante » no te quieros » te persiguen «, como todas las malas frases: » que plantas me recomendarías», » de verdad es buena esa tisana», «hervida, machada, o en crudo», «como la he de usar»,» Sin importancia una y otra vez. Sin me importa a mi, ¿ por que le va a importar a el?.
Nada alrededor de lo debería molestar. Preguntas de respuesta fácil. De conciencia intranquila. Ruda y bebes en la misma noria. Con una ruleta minúscula de casino, que uno imagina inmensa, y es ridículamente enana , mientras maneja cantidades de dinero incapaces de imprimirse en un minuto por cualquier casa de moneda o banco. Malasombra, peores sopas, guisos funestos al tercer día, vino de parto, y fue feto muerto. Guardamos la cruces y las rosas. Aspiramos el aliento. Nos volveremos nunca a brindar este día .
Nadie sabe de nuestro ingrediente secreto: flor de varios días , dulce beso, noches blancas y velas. Me quedo contigo. Digan lo que digan las cartas, los amuletos , y se rompió el hechizo.
– Tu tranquilo, que de esto se sale.- Pero no todos, tan hondo era el pozo que nos descubrió. Hasta alguna sombra, de sobra, y vemos por debajo el fondo, enmascarada con la tierra. Evaporan y propagan al aire lamentos y letanías
La pala tiene nombre superpuesto, tiene dueño pero no es una inversión segura, quien fuera su dueño se ha ido, y lo quiere es que olvides, no tiene nada, no era nadie, aun no conocía su propio gesto, las silabas intercaladas de su propio nombre. Tintinean, vuelven floja la cuerda, no queda motivo para aliviar la novia del reo. Sabemos los nombres. Si bebió fue su antojo, si comió fue su gula. Si miro su propio, su propio pecado. Observaba tanto, como hizo. En la parte de atrás , gritos. Unos de saña, la mayoría de risa nerviosa, intentando pisar la sombras de los transeúntes equivocados, lanzando las ropas al aire, y queriendo hacer lo mismo, semi-desnudos, pisa las prendas, y se ríe de todo aquello que cubrió estos años. la ira hace más que el amor, en ese instante, burla constante y consciente rotas y sucias sus vestimentas. Asusta a los niños con gritos. Triste canción repetitiva. «No tendreís con quien jugar», se va y es para olvidarla, cantos agresivos contra algo que no existe. Muerto ya, palabras constantes.
Asesino y muerto. Separados por dedales y puntadas de hilo. Ambos dedos, señalan al cementerio. Ninguno de los dos cuerdos. Ambos comparten la misma sensación. «Fausto». A Fausto, se le violo, con los ojos verdes,dentro un trueno.
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