A medio mar
Todo a gas partido, el intentar marchar a una velocidad que en realidad resulta tan lenta que cada frame parece una diapositiva repetida. Incapaz de pintar de una sola vez algo que merezca la pena. Acuarelas, en mitad de un río, envenenado patos. Cianuro en sangre. Preferiría comerme pan de hace 5 días mojado en leche pasada. y después cualquier animal descompuesto , si se quedara a mirar.
Dormido en la parada de autobús, donde robar la cartera es un arte. Soy la victima fácil de cualquiera, así que a nadie le intereso. Tarda el autobús y yo con retardo. Billetes que planean buscando el suelo y en su lentitud se ocupan en vocear mi postura : soy el último, menos mal. Soy la molestia maldecida a la hora del café, en la espera maldecida en la empresa de transporte, pagar no da derecho, a lastimar la dignidad de la persona que tenemos delante. Entre palmadas inertes y gente que bosteza caer en cualquier asiento ajeno, abierto a cualquier probabilidad matemática.
Vomitona de realidad mientras duermo en mi asiento y dejo la cartera a mi lado a la vista del resto, lejos de mi destino, y descubro que donde escondo que donde escondo todo lo que significo para familiares lejanos amigos de feria, esta cubierto de caramelos menta-limon. Me quieren envenenar o bien están al tanto del sabor agridulce que saboreó cuando el despertador se queda dormido.
Noto los brazos sobre mis hombres, pellizcando mis omóplatos,tendones incapaces de estirarse. Cafres faltos de personal, infamias personales, chillidos sin que nadie se haga cargo de escuchar, la bronca proferida. Se sienta en mi regazo a escuchar y se la oye decir mientras toca la punta de mi nariz «para mi no», contenida la perplejidad de tener que haber pasado el trago, nunca se puede saber segura que nos depara el trayecto, al futuro es más fácil ponerle etiquetas. A las que la Dymo confunde , con una sola letra, el resto de tu vida. Mal teñido el pelo. Escritura automática, tan falsa como la vivienda de los enanos que han desahuciado a nuestro perro. Nos lo tomaríamos con humor sino fuera por lo que sabemos sobre las goteras de la casa, provocadas, y llevamos un año engañando a nuestra mujer con nosotros mismos. Además de alguien que piensa que si no fuera así, tal vez nos quedría. Simplemente no es tan malo, es tan fácil como saber, que ya es hora de empezar a suponer que necesitábamos engañarla en algo.
El tiempo no nos interesa. Ni nosotros somos como creen el resto que somos. Ni ella queremos que tenga cara de error , el problema tiene cara de canción y solo se muestra el día que se descubre, y para mi no es tan malo, tan solo va un poco un tanto más. Algo que ya es tan oscuro, como el pozo en que se ha convertido.
Torpeza descuidada. Cristales sin partir, con los dientes afilados. luchando por no tener que alejarse, y cubrir el chakra de la garganta con serrín, huyo y dibujo con tiza mi cuerpo tras de mi.
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