Sopas de sobre esparcidas

Se quedan en sitios enclaustrados, con sangre mala, en las que sobran y faltan substancias. Días oscuros, en los que esconderse debajo de la cama o detrás de la escalera cerca del sofá, parpadeando la garganta. Sonidos guturales que se clavan en la espalda. La tartamudez no era de un día para otro. los «te quieros» sinceros tampoco. Una primera vez para algo que ya ocurrió. Recuerdos infortuitos, saltarines que solo funcionan los días impares, el resto se quedan mirando, impávidos. Goteos en charcos al fin y al cabo que ya habían creado anteriormente gotera. la única diferencia probablemente fuera el hedor. 

Clavando las uñas al suelo, para que la erosión no los arrancara y fuésemos arrastrados, piedras en la garganta. Epiglotis desechas, nada de que poder hablar. Higado y riñones concevidos para ser colapsados por un solo terrón de azúcar. Ojos fijos en puntos pixelados, impares notas en el techo de una habitación imaginaria. Cada dos horas cambiando de sitio. Abro y cierro las manos, intentando sujetar lo me gustaría decir, que queda, comprendo lo que representa, y la respuesta. Nula. Contenido reservado al olvido, a la zona menos confortable en la memoria.

Todo era mejor, al reflejo del espejo roto. Un cristal que apenas vale la pena, un caleidoscopio que sin tocar fondo realmente es raro no encontrar tarde o temprano una cara en blanco y negro, que se encuentre peor que uno mismo.  estrellándose entre coloridos una y otra vez contra su propio obituario. confundiéndose incluso cuando solo existen dos respuestas y, una de ellas tiene el botón totalmente condenado.

Banderas que ondea por un lado, un escudo en el dorso y el anverso totalmente blanco. Camisetas que se igualan, te shops. La charla es buena, podemos pasito a pasito, caer paseo cambiar algo. Una pelea de borrachos entre soldados de un mismo bando,aunque ellos así no lo sientan. Mantengo mi camiseta blanca, al dorso la camiseta elegida, que va destiñendo.

Respuestas que no se responden, no se encuentra contestación alguna. Tus parpados vomitados, bilis sangrienta, alcohol, que te mantiene pegado al suelo, humanidad bárbara, que ni siquiera sirve para pagar en un platillo lleno de heces, al servicio de la majestad,que sirve el cuello de la última botella. Sanidad sobrehumana. Heridas curadas de antemanos. Parches tintados. Más  luces en mis nórdicos que en la calle, ambulancias chocadas, arrancadas del suelo la costra que se deja, en un proceso de rehabilitación de una cloaca. Lanzado por el empredado al pavimento que yo ya conocía,. El sumidero era capaz de sucionar todo lo que se pusiera por el medio. Las personas que conocía, todo lo que había aprendido, e incluso lo que había e incluso los favores, que era capaz de hacer.

Monitoreo todo lo que hacemos,  y ahora que me dedico a visualizar cada una de las acciones de su vida, pierden valor cuando son comunes, eso creía, ella lo hace todo de forma diferente. Tecleo lo que parecía que les haría felices, cojan  con sus dedos todo lo que les enseño la televisión, cuando eran suficiente jóvenes, como para no darse asco y no darse cuenta cada vez que se miran lo flácidas que estan sus carnes. En este mismo momento suele ser lo contrario. Buscan peleas y se encuentran de frente. Se pelean de frente con unos vástagos que ni siquiera son suyos, Nos damos la vuelta y nos encaramos con nuestra propia mirada, hasta darnos cuenta que los senderos con nuestros propios dedos. Somos lo más barato, agrio y fácil, corazones deshinchados y placenteros. Totalmente desconectados, sin electricidad alguna.

Alguien espera….