Teclas enredadas 

Un cable cambiado de sitio, mal puesto seguramente adrede, hasta que algo rompe, una luz alógena que parpadea, mal puesto por un celador. Calor uniformado por toda la mano, tienes la guillotina del tiempo por la que podrías pasar enredada contigo acuestas. Valles y ríos se pusieron alguna vez en contra, apuestan entre si, aunque resulta que alguna vez puedan vernos alicaidos. Acostamos nuestros cuerpos malhumorados incapaces de ver al resto. Loa dientes hincados sobre mi piel, que duelen. Los fluidos resecos por todo el brazo que hace de mi una mancha putrefacta. Sigo junto a ti, es algo que no me concuerda, y aun así no duele. La noche se apodera de nuestros pensamientos. La cuenta de todo lo que sucede , los nuevos retos, los atormentan a si mismos.

Lo que antes tenia por miedo ahora les solo me  pasa por el medio. Un cuadro partido por la mitad. No me queda otra. Al fin y al cabo siempre se pisan cristales donde había un lago helado, los ojos no se pueden ver. Alguien nos tenia que contar lo que apenas intuiamos, con el cuerpo medio lleno de agua helada. Un matrimonio falso, y un bosque quemado, junto unas cartas que jamas enviaran. Veo cerca de ti, quiero y siempre lo quedre, como haré siempre, espero mirar adelante u todo llegue a buen puerto. Un regusto amargo siempre nos impide llegar, a la misma puerto, un tintineo seco volcado, sin una sola letra que vuelque de nuevo. Viejos proyectos que quieren salir de viaje, nada más llegar al puerto, al poner el primer pie, nuestros pañuelos y pies, puestos precios en la lonja. Monedas repartidas.

Terror de los viejos. Armas que no conocemos. Nuestros miedos, lloran y a veces no son siquiera capaces, de lidiar con nuestros reflejos en el iris de cualquier animal. Se escapan los barcos que traen enfermedades a las mujeres maduras, que las conocen de sobra. Rótulos de ambulancia, viajan despacio con una abundancia, que en incapaz de controlar. Dolores lejanos y opulentos, sin unas campanadas que sean capaces de decirnos nada. Ahogados en un mismo muelle , que alimentan nuestros propios ascos internos. Siento un hormigueo interno, común por todo el cuerpo, algo que duerme todo el cuerpo, rejas de cobre y moho. Cohibiendo el resto del organismo.

Quisiera saber que ocurriría si nos quedasemos solos, en una esquina. Rotas las cadenas, mi mordaza, totalmente mordida, totalmente llena de dentelladas aleatorias. Puedo sentir el metal en la boca, no existe nada comparable con el sabor a chocolate caliente después de años encerrados con una venda en los ojos , y lo único que hace falta es agua, veneno,  y promesas todo junto, encima del suelo. Bocados en un suelo marchito lleno de sal, con sabor a escombros, en mitad de  la mar rodeado por el . Vuelve el sabor a chocolate y frases que no termino de entender.

El polvo blanquecino de esta nueva obra  me vale de maquillaje . Un cierto parecido con el polvo de arroz  disecado en esta cara llena de sangre a modo de maquillaje. No me queda más acicalamiento más allá de las mentiras, y aun miro a la cara. Diablo pervertido. Se divierte con tus muescas, Lascivo, como un sueño, al borde de la locura, un menor de edad, que quiere entrar en un bar, a por un vaso de ginebra. Manzanilla y menta-poleo. No puede beber mi pequeño enredadizo, entre mis nalgas, necesito tantos pecados, como seas capaz de contarme al oído. Incubo enmarañado,  por en medio todas las extremidades posibles.