Sin apenas agua

Tengo los días contados, tres telediarios dicen algunos, poco tiempo los allegados. Que debería aprovechar , no reparar en gastos y no mirar nos posibles efectos secundarios, en mi vida o en la cartera. Total la gente que tenía a mi cargo , ya lo tienen solucionado. Mis hijos son ya mayores y mi esposa hace ya que el plan de pensiones la tiene bien cubierta, gracias a Dios. Mi enfermad a la hora de la verdad a quien le va quitar algo va a ser a mi mismo. A llegado el momento de liarse el momento de liarse la manta a la cabeza. 2 cafés me el camarero, a más de uno no nos quedan más de 2 cafés a si que sáquele partido Don Manuel – Yo empiezo invitándole a esto y no se me acostumbre, pero es Irlandés, con su buen chorrito de Whiskey , y su nata, tranquilo que no creo que lo mate.-. Creo que era la primera vez que me reía en las 2 últimas semanas.

¿ Lo más divertido que podía hacer? Me había parado a pensar y lo único que me recorría la mente eran tonterías. Así que me puse en lo práctico. Todos creían que debía quemarme y dejarme en un lugar pulcro y esperar en casa que alguien me llorase, los domingos, cuando alguien fuera a comer paella y amargar a mi esposa si conocía a alguien. Tanto tétrico me dio la idea, mis cenizas no serian entregadas a mi familia si no al preparador de  Irish Coffes, el se dedicaría a buscar a ciertas personas ( ex novias, mujeres ) a las que nunca deje de querer y le pediría que derramase lo más cerca de ellas lo poco que quedara de mi. Posiblemente lo que hice en vida no fue lo suficiente, sino hubiera pasado la eternidad junto a ellas, ahora reposado, sin saber detalles del por que no me encontraba allí concretamente las sentiría al menos cerca.

Siempre anduve en pasado, así que mis cenizas se irían en pequeños puñados. Y yo revisaría varios sitios, vestido de camarero,  sumando a mi pequeño bar inventado los seres queridos, bajo el atuendo de mi colega. La persona que picara, se encontraría que algún día fue su mejor amigo, amante, o testaferro, la persona que quiso de verdad por un motivo u otro. No iba a dar a nadie motivo ni explicación, ni a los gendarmes – Lo siento señor agente, pero el cáncer se me ha subido a la cabeza-. Estaba un poco tonto pá las tonterías, de lo que de verdad tenía ganas era estar entre la gente que me quería, si era disfrutando, un tanto mejor, haciéndome mayor. No iba a perder el tiempo en epitafios, mejor un vermú, con aperitivo, camarero.

También quisiera que se derramaran parte de mis cenizas por Navacerrada que tantas alegrías me dio, el puerto era clave al quedar con una chati, si no triunfaba allí, no la volvía a pelear, la baja era definitiva. Cerca del monte Urkullu, donde nos veíamos todos después del colegio y siempre que podíamos, o aunque fuera tirando del maldito teléfono. El cine Azul, por supuesto, o por lo menos donde se encontraba, donde vi por primera vez a mi actriz favorita, que nadie sabe quien es, que nadie sabe quien es, es un pequeño secreto que me llevare a la tumba. Hacía esquivos para que nadie la reconociera, era capaz de comprar filmografias enteras de otras bellezas para despistar a esposas e hijos, la vida del verdadero fan es así, antes pelear y morir, que entregar  a la defendida. Por eso defiendo a mi nieta con el «Justin» de las narices. Incluso hicimos noche en el centro de Madrid. No creo que pueda ir con ella a muchos más sitios a tirarme de los pelos. Por ello no la he dicho nada, pero va a ser la única que se lleve una cantidad sustanciosa, cuando falte, eso y una nota de su abuelo, sobre no dejar de intentar entrar en la habitación. No sueñes dormida. Vive los sueños. Hoy es un día al alcance de la mano, mañana no.