Palmeras en el pelo
En el pelo pegadas, las iniciativas anteriores, esas que no reconocimos , aquellas para la que parecía tarde. El resto del día preocupándose, se quedaba mejor mirando la televisión sin tener muy claro que decía y esperando otro día, bajo el olor a rancio de saber la misma decisión en la limpieza. Una y otro día. Incluso algún que otro calendario se había quedado obsoleto. Me jugaba los besos a los dados, con cualquiera. Desde el poker, a la oca, perdiendo posesiones al parchís, con la abuela del machaca que daba el paso al gallinero, que luego más tarde y con confianza le trasladaba a uno al tapete verde de las grandes apuestas.
Se suponía que tenía que quedarme quieto, esperar a las grandes jugadas. Mi paciencia no era infinita, y no podía esperar,así que me dedique a crearlas, y así era. El turco de mi izquierda apostaba todo, el francés de mi derecha le secundaba ( seguidor acerrimo de Le Pen ) y un Segoviano que tenia en frente movía un palillo. Este último movia las orejas como un intermitente, una si otra no, a medio doblar y casi encendidas.
Salía por las mañanas con el dinero justo para el autobús y de vuelta en el bolsillo y un café. Dependiendo del día y las veces que tuviera que ir al baño a pedir microcréditos , a un chino pinton, salia con pudientes para cómprarme el autobús y financiar tres veces la hipoteca de la cafetería, la tristura que tenia para pagar el billete pelao y un cafelito solo y negro ( como veía mi futuro ) , con suerte unos churros. Seriamos p0bres pero quedaba para el último desayuno. Al día siguiente Dios proveerá. Buen café, dicen que despierta, pero bien calentito es lo único que me mete a mi a la cama, ni siquiera un buen de puños de recompensa que me lleve algún día y de anticipo me hacían de paso también la cama.
Prometí hacerte Reina con su castillo y todo. Con su jardín y todo. Con su jardín que tuviera patos, cisnes , y flamencos. Más animales que el zoo de Playmobil, y todos libres como decía mi princesita. Me cuesta decírtelo, pero esto funciona así. El primer día te monte el palacio con los mejores artesanos, orfebres, jardineros y hortelanos ( preparando un huerto de frutas exóticas ). al segundo día trajimos animales y sus cuidadores desde tierras extrañas, algunas creemos que ni siquiera están marcadas ni en el mapa.. Y al tercer día los plateros de zonas recónditas que manejaban oro y piedras preciosas, que se repartían por doquier, en cada detalle de la casa,que llamarias hogar. Al cuarto no la jugamos en una buena mano, la mejor que he visto en mi vida, no tan buena como la de mi contrincante, y para que se fuera contento le doble la apuesta a los dados. Y se iba tan alegre…Disculpa si ves a alguien merodeando por nuestro nido de amor, puede ser casualidad , que lo último que cogí en nuestra última cita fueran las escrituras de la casa de tus padres, ya sabes de mis tonterías.
Perdón si no aparezco, y si lees esto, 0 me encuentro en el caribe o soy el abono de las petunias de Mr. Beldevere. Besos y buena suerte, princesita.
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