Gafas de colores

 

Hay  días en los que no tengo la menor idea de lo que me espera delante de la cara, a dos centímetros escasos de mi rostro, mis sueños, o las mismas ideas, que se quedaron secas después de una semana. Los hornos quemando mis mismos sueños, que después barrerían las cenizas esclavas de sus propias palabras. Nada que recuerde de buena gana. Lo que dije y lo que recuerdas haber dicho, mientras rebatias cada idea que se pareciera a una conclusión errónea. Daba igual, nada encajada  por la mañana. La misma bebida caliente en su taza, la misma mala día. El mismo holograma roto, Un sueño pasado por la turmix, de las malas vacaciones. Tan pasadas de moda que no te atreves a reconocer que vivían en tu radio, a media mañana, cuando nadie recordaba, que vivias encerrada. Y ni siquiera eras capaz de reconocer que tu cárcel era la que olía a oro y mierda.

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Comida la cabeza. Peligro estático que eriza el cabello, te recorre la espalda entera, a donde no terminara en tus dedos, si saltan chispas.No quieres ni saberlo. El alojamiento de nuestros pensamientos podría terminar en los párpados o en los dedos, las ganas de saber a veces nos supera e indagamos por debajo de nuestras fuerzas o de la mesa, mientras alrededor se escucha algo parecido a un rumor. Con un poquito de suerte azucarado, que se derrama en la última gota.

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Los golpes se pagan aparte, en el  borde de la barra, pero empezaba a ser tarde, así que todos los hielos aparecieron derretidos en el lavabo, encerrados en pañuelos para que se sirvieran a gusto ( ahora eran toallitas húmedas). Las cartas de los restaurantes empezaron a incluir , fuera de menú, los posos de café, sobre los que alguien había derramado la cera de las velas de nadie. Intento comprender para que las utilizarían para los últimos sortilegios de invierno. Allí miraban con los ojos coagulados , a un cuadro a medio terminar, de colores fríos, que pareciera que tarde o temprano preguntaría por algo. Como si mirar no fuese obligado, pero si decir algo después de quedarse delante de el.
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Flores con calma. Algas que se negaban a volver al sitio de donde habían salido. Si alguien gustaba de guardarlo. La falta de lustre, apasionaba mostrarla, cerciorando al resto que no solo eran oscuras, si no que podían acompañarle a cualquier lado, comprobando que cada día se mira con un filtro diferente. Nadie necesita de algo oscuro, hasta que la vida se ceba con ella, y se aparece en las manos el gusto de danzar con ella. El acompañante inaudito se vuelve necesario. Nunca o esta tarde es tuya. El tiempo cambia de forma. Y puedo verte, aunque nunca estuvieras hasta ahora. Perdí el rumbo una vez y, no quiero ver un timón nunca más, así choque con hielo, tablas, marinos moribundos, animales ahogados, o oriundos del mar, que prefieren guardarse sus secretos para si mismos, con agua en los pulmones. Si a pesar de carecer de carne, quieren unirse a la flota, abriremos fronteras para ellos. En las últimas noches se vive. En tus sueños nos quedaremos. Hasta que no leas y se te cierren los párpados,de miedo , y te aterren tus propias ideas.

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