200 unidades de temblor
Me podía llamar por otro nombre uno que me gustara o me tuviese que imaginar, pero si algo que era difícil, que pronunciase mi nombre. Ella solia hacer lo que sentía y dentro de eso,estaba el llamarme como el cuerpo le pidiera. John, Jack, Gorka, Lander, Apple, estos eran los mas comunes, así que cada vez que escuchaba un nombre que se encontraba un poco fuera de lo común, movía la cabeza por inercia hacía allí. Lo bueno es que ni siquiera me equivocaba. También habría que decir en su favor, que estas sensaciones que tenía en el estómago, no la solían fallar.
En mitad de aquel sitio en el que estábamos, que se suponía tan selecto. Lo único que hizo fue volverse y mirarme. Aquella mirada se me clavo, mientras me lapidaba diciendo – No me gusta, vamonos, me encuentro mal. Esto era un engorro sabiendo que las entradas , a pesar de no costar un solo euro, eran exclusivas y, me habían costado remover Roma con Santiago el conseguirlas. Intente que permaneciera al menos ,media hora más pero era imposible. Hacia rato que el autor de los cuadros había desaparecido. No es tan raro en los artistas y gente del faránduleo. A ella no le gustaba demasiado la televisión pero yo si enciendi el cacharro, la primera noticia que dieron, fue que el maravilloso artista Marcelo Biscop, se había suicidado en su piso, al que había vuelto, mientras en el centro de la ciudad, una exposición exclusiva de la que escapo. Sin que sus mas allegados tuvieran noticia.
La vida con ella era fácil. Hasta que este tipo de acontecimientos se sucedían, aunque se distanciaran en el tiempo, y parecieran que no, te terminaban llamando la atención. Lo mejor que podía hacer uno, era cuidarla y, hacer caso omiso a lo que ocurría alrededor de ella, sumarse por así decirlo a la magía, pero sin darle importancia. Visitamos a mi madre que se encontraba en un Hospital en las afueras, no parecia que la quedase mucho tiempo a decir verdad. Me hubiese gustado pasar los últimos días con ella, pero era la primera que se oponía. En una visita, de repente se perdió, fui buscandola de habitación en habitación. La planta era bastante amplia. Llego un momento que pensé en esperarla y dejar pasar el asunto, momentos antes de encontrarla. Estaba sentada en una silla, al lado de un chico, al principio inquieto, hasta que le cogió la mano, y algo le dijo al oído. Su actitud cambio radicalmente. Respiro paz, y así quedo tranquilo. Podría pedirla, que hiciese exactamente lo mismo con mi madre. Después de tantos años, sabia que esto así no funcionaba. Fue el único momento en el que tuve la tentación de rogarla algo.
Se de sobra por como me mira que cuando me mira y me llama por esos nombres que no me corresponden, son las personas que ve a mi lado, y la hablan, así que la contesto por cualquier patronímico y se que esto la alivia. Me lo explico hace muchísimos años y la supuso quedarse otros 4 días sin apenas voz y, totalmente cansada, así que ahora no lo dudo, contesto, y si tiene que hablar con ellos, que mantenga las conversaciones que hagan falta. Lo único extraordinario en esta vida es ella, y lo único malo de verdad su falta. No una misa negra, ni un exorcismo, su carencia, la privación de estar con ella.
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