Por la mitad

Intentando hablar en el mismo idioma, en una ciudad con cientos de directores. Hay que elegir bien la cara en la inviertes el pescuezo. Resulta que tu nombre les resuena a lo peor que conozco. Tienen de todo y viene acompañado de más instrucciones que no se corresponden con el propio juego que tenemos encima de la mesa. Cambiado el tablero. Me suena el humo de los puros, para sacrificios que solo existen en nuestros recuerdos. Las minas de Cotan y violaciones que son como los biberones, de 0 a 4 años, prefiero olvidarme a preguntar, quien tiene  la mirada llena de excrementos, prefiero lamerme las suelas de los zapatos a saber lo que realmente estas pasando. La conciencia no me deja.

Todos nos podran mentir, de hecho lo preferiamos, nos quedábamos colgados en cualquier momento y mirábamos hacia cualquier otro pasado, cualquier otro lugar que ya hubiese sucedido. A nadie le interesa en que se ha convertido este sitio. Agresor y agredido se han convertido en la misma persona.  El mundo, el campo de batalla. Dejamos que los hombres y las mujeres sabios perezcan sin prestarles la más mínima atención, no nos acercamos a ellos. Tratamos de delincuentes a aquellos que defienden lo natural, y seguimos defendiendo nuestro servilismo, hasta el día que el planeta no pueda más y nosotros tampoco. Personas sin naturaleza, sin cultura. Mirándonos de arriba abajo, comprendiendo en ese momento que estamos acabados.

Espero cosas diferente, de cada día, mirar a flores diferentes, y que todas me expliquen lo mismo, el ciclo de la vida. Carbón que se transformo poco a poco. De nada a carbón que nos dará calor todo el invierno. Antes que nos hechemos a perder, antes que los críos piensen que estamos putrefactos. Nuestras propias obsesiones, son nuestros demonios ,a los que queremos dar nombres para liberarnos. La tensión de sabernos esclavos, con nuestros apellidos y nombres, nos preguntamos a nosotros mismos. Nos atormentamos, quitándonos y dándonos deseos a deshora, nuevos y viejos. Desorientados y desordenados. Sin querer saber que somos uno, y  ese uno, no tiene todo lo que necesita, a nosotros mismos en estado puro. Sin nadie de fuera. La tierra y resto de nosotros, con ellos somos un uno mucho más útil más grande.

Me quedo entre las piedras y pregunto si puedo cambiar el fondo de algo que me parece una premisa, algo que tienen premeditado desde hace tiempo para uno mismo. Nos gusta tenerlo cerca. Estar al lado de uno mismo, meditar que es lo que conviene y cambiarse dos o tres veces de zapatos, si tiene que ser así. Hasta conseguir el traje más honesto con nosotros mismos. Salir disfrazados, puede amargarnos el día. Si tienes que quedarte desnudo no lo dudes, a cada cual, lo que necesite. Pasado el tiempo, bajamos la guardia, pero siempre existe una esquina en la que no podemos evitar doblarnos a nosotros mismos y hacernos preguntas. Quien quiere saberse, hasta el punto de tener que bajarse los pantalones, dos o tres veces, y admitir que le tiemblan las canillas. Oirse rechinar los dientes. Pasado unos instantes volver a ser quienes eramos.

 Palabras aparte, se podía encontrar talentos ocultos en casi cualquier rincón , tan solo hace falta soplar con suficiente fuerza, y ganas de descubrirlos. Entra solo, al rato conmigo. Contigo a solas. Sin desaprovecharnos, ni echar por tierra, las fuerzas con nuestros amigos. Esten donde esten, nunca estamos solo, el recuerdo, esa frase, ese consejo, viaja contigo.