Negro

Según donde estuviera, me sentía mal, dormido, empezando a toser, sin muchas ganas de nada, excepto de preguntarte a que horas salias, o que me pudieras explicar, a donde debería ir ahora o si era posible que me pudieras explicar, donde debería ir, ahora que no puedo pensar con claridad y empiezo a no querer. Me preguntas a donde y quisiera decirte algo, lo que resuena en mi cabeza, al final no me deja ver tu nombre.

Siempre venía en un sobre, tu opinión cerrada. La tenía relacionada al café, a su olor, y al agua caliente, a las dos cucharadas de te soluble que me servía cuando tenía que abrir el sobre. Leer las letras que me dedicabas, fueran para bien o para mal. Mucha literatura y virtuosismo ejecutante, pese a que prefería que fueras más directa, pero no se por que le dabas tanta vueltas a todo. se me oxidababan los oídos y cada vocablo me sonaba antiguo y no me dejan ver tu rostro entre compromisos y términos anticuados. Me rindo otra vez, pero no para abandonarte ni para que muera este juramento de hace siglos.

Me pongo en movimiento. He de hablar con letras que dudan lo que digo, o lo que pienso. Hacen lo que quería hace días, no tengo manchas en la espalda, hace ya tiempo que curaron. Lejos, solo tenerte lejos, tu decidiras, lo que quieres ver, pero esa es mi única herida abierta, tener cerca mis manos vendadas al tocarte.Como fuego, juego de niños y niñas acorralando, que viven felices entre fiestas sin músicas y bailes sin besos, con las puertas abiertas para otras personas, otros planos de metro diferente, donde buscar lo que te ofrezco. Me marcho sin otra cosa que hacer, que amar con el alma llena de regocijo con le que miro y siento.

 Ayer me levante, y me pareció que lo único que sucediese fuera el tiempo.Nadie quiso explicarnos, al fin y al cabo que al fin y al cabo todos terminamos en el mismos sitio, aunque a todos nos gusta distanciarnos, liarnos y caer por los mismos huecos. Tomar los caminos más inadecuados, tener algún que otro sitio por donde mirar, en que quedamos, y volver para contar a todo el mundo que mejor no ir por ese lugar, como si conociéramos otro. Déjame equivocarme, ser tu equivocación. Agujeros comos los de Alicia hay muchos más de los que nos vemos, y podemos intuir. somos más conejos de lo que nos pensamos y no queremos darnos cuenta de que nos seguían. Piezas de un puzzle tan pequeño, que son casi imposible replicarlas, veo tus manos cerca de las mias, atrás , adelante. En mitad de cualquier conversación.

Trabajando para que tenga esa sensación de haber hundido la barca , con toda la tripulación, con cuidado, adrede, pensando que era la única opción para terminar con vida, es arriesgarla. En algunas ocasiones es difícil explicar lo que uno hace, para que cuadre lo que se tiene planeado, y ciento de proyectos no son mejores, que uno que uno que suceda de manera fortuita, o que nos deje en mitad de una playa oscura.

En ambos casos, recogiendo los restos del naufragio. Los cuerpos sobre el agua. Los niños ahogados, las manos hinchadas. Cuentas la historia del primero en llegar a la orilla. Nos roban el equipo, y lo poco que queda. Muertos, podredumbre, algo queda, sino no acudirían los payasos.