De color azul gris topacio
Podría mentir y decir que se fue y la encontré en medio, me dedique a buscarla, o que me interese por ella directamente, o al revés. No teníamos forma de fugarnos en donde estábamos. Las luces eran una pesadilla y el hilo musical no acompañaba, simplemente empece a vigilar sus manos como si fuesen las mias, al verla tan perdida como yo. Se movía de un lado al otro y, era incapaz de saber a ciencia cierta cual era su verdadero lugar. a todos nos hubiera gustado protestar contra la situación, pero contra que, si realmente no conocíamos el motivo. Simplemente se cerraron las puertas del hospital y las que daban a los cajeros de los bancos, lo que nos hizo suponer atracos sistematizados, aunque esta versión de los hechos, tampoco se sustentaba del todo, ya que suponía hacer cientos de butrones en el suelo. Y eso era un estropicio no un atraco.
Parecía una buena canción de amor, las malas son maestras en ejecutar algo que se arrastra por el suelo. Nuestros propios demonios no se preocupan por lo que pasan la mitad del tiempo, domingeandolo, perdiéndolo. Pendientes de los salvaenchufes para bebes a los que viven enganchados para justificar sus propios fallos. Quisiera probar la manera en que te duermes por las noches, teniendo tanta puerta cerrada, y a tu despacho irradiando un triste color amarillo de bombillas antiguas y contaminantes.
Me encantaría decir que te aprecio y mentir, y después notar como el tiempo se venga de nosotros. Fiel a sus mentiras, truculentas. Mordiendo como un perro de presa que no se inventa ninguna de las heridas. Verlas sangrar. Compartir ese momento. Nadie sabe con claridad, que no nos queda mas que confábulas , las paredes pintadas con los años románticos. Me arrepentí justo en el momento de acertar, y no quedó más remedio que dar la cara por ella, o ponerla para que nos dieran en ella. El lado más fácil y cierto asesinado. Comprobar en cualquier red social que ya no me quieres. Hubiese preferido que me hubieses mandado cualquier gato cadáver capado y desangrado. Todos los días impares pienso en ti. El resto rezo a ciertos Santos en los que tu y yo creemos. Todo pasa por algo.
Canciones en un podcast de los 50´s, noticias que se quedan en casa. Encendimos nuestras manos juntas. Personajes que solo fui capaz de conocer de oídas en un atraco, mientras bordaban mis lagrimas las hadas, y en los que en verdad se pretendían robar el alma entre ellos. Nada de dinero, bastaban los órganos. Da igual quien confeso al final ( aunque apareció en pequeñas tiras). Fumadores decrépitos y tramposos infectados por el tifus de la envidia, podredumbre que bien podría ser tiña y, ases marcados para los demás.
Debería haberte dicho cuando te levantaste del suelo, que te habría hecho la vida más llevadera, quedandome mal o bien los golpes que la vida te pretendia dar, e incluso aquellos con trajes y sabían parte de tu atrás. Y aun así te quedaste para los restos. Heroína de todos los inféctos de los que se habián llevado la psiquis y el espíritu. Golpes que seguían callendo, tu inmutable, sin los ojos vendados, buscandonos en el hielo. Sola sin estar sola, queriendote dejar contra todos. Ünica sin quererte dejar.