Movido a la esquina
Sin pararme a pensar en lo que ocurría en ese momento moviendome de un sitio para otro, de una esquina a la otra, son poder terminar el recorrido por una máquina de café instantáneo. Si alguien la había puesto allí, ese era su único motivo. Llevaba la misma aropa que el día anterior y, anteayer y probablemente ante ante de ayer. El hospital no favorecía para lucir mi fondo de armario. Podia presumir de enfermedad rara y, preocupación no de camisas. La palabra desidia y el apellido dejadez, hiciera lo que hiciera me importaba más bien poco. Bajaba y comía por la obligación, me echaban de la habitación ( a quien fuera en el momento de asearla por completo y examinarla las heridas.
Podría decirles que nada de lo que sucediera allí dentro yo lo hubiera hecho antes y que me importaba más bien una mierda, pero era mentira. Siempre había cuidado de ella. Pero nunca llegue a asearla. Su madre pasaba por que estuviera allí las 24 h con ella, pero quería evitarme el trago de limpiar las heces de otra persona. Eso ya lo hizo de bebe y, según se criterio la correspondía volver a hacerlo hasta que recuperara la conciencia y el raciocinio. Y con ello hablaba del control de sus esfinteres ( si supiera que el cuerpo tiene más de 2oo, la mujer se habría indigestado, pero no por ello lo hubiese dejado ).
Tenía la misma cara de ratita presumida y antes de irme de la habitación por si no dejaba de ser una de sus bromas pesadas. Excepto a la de nuestra planta, al resto de maquinas cafeteras las tenía un cierto aprecio. Al fin y al cabo me estaban alimentando. Podía bajar al bar, pero no quería alejarme durante tanto tiempo. Antes de irme también la preguntaba que quería por si acaso, por si saltaba la liebre. Por la mañana como un ritual, la llevaba un cacao, por si un día de estos la daba por despertarse, que menos que algo caliente después de 44 días como una marmota ( yo personalmente no le iba a reprochar nada ) a pesar de que llegase allí de la manera más barbara.
El chocolate se lo bebía por norma la primera enfermera que pasaba por la habitación a cambiarle el suero de las vías. Una pequeña confusión , que toleraba y, admitía con gusto desde el tercer día. Su madre me pregunto para quien era el vaso que llevaba en la mano y dejé apoyado en la bandeja cuando se iba. Lo único que acierte a contestar fue » Para ella » , mientras señalaba a su hija, ninguna de las dos entendió, mi pequeña esperanza. Así que al salir y terminar su trabajo, cogió el vaso y ser lo bebío, dándome las gracias.
Fuera por lo que fuera las enfermeras repiten esta operación todos los días. Así que si despiertas en algún momento tendrás que madrugar, por lo menos para conseguir un desayuno caliente.
Estoy solo sin sentirme solo, me quedo a dormir y me ducho en el baño de tu habitación,de vez en cuando salgo a dar una vuelta y, ,esta empezando a parecer extraña la calle. Cualquier lugar, donde no estés tu.
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