La cara baja en los cruces
Se encontraba extraña en mitad de unas escaleras sentada, el primer día con la cabeza metida dentro de las piernas y las rodillas ocultas entre las rodillas, esquivando todo lo quedaba por reconocer. De un día para otro. Todo lo que veía se encontraba sin par. Su pareja ignata, aquello que la terminaba por complementar. Pero ahora estaba sumida, en sus pensamientos. En una escalera de un edificio antiguo, en la zona más alta. Donde nadie podía molestarla. A pesar de que algunos habitantes sabían de sobra donde se encontraba, pero estos al fin y al cabo eran los que más la querían. Miraba al vacio pesar de que la pared que más cercana tenía a unos tres metros escasos ( pensaba que podía saltar si quería).
Se acordo de algo, y ese algo la tenía tan presente que apenas se atrevía a tenerla lejos, a no atreverse a pensar en ella. Las últimas noches, las explicaciones fueron peores, hasta que tuvo que experimentarlo y aprenderlo, que seguramente eso lo sabían los que se rinden. Si no uno termina dándose cuenta que a los días lo siguen días. Puedes comprobar por ti misma que al siguiente nadie volvera,y, solo se puede ser recordado.
Ahora se te comen la cara las lágrimas y carece de sentido. Brújulas desorientada, cucharillas de te que saben de sobra que no verán nada dulce, seran donde reflejen la cara los últimos se les pregunta la hora para saber la de verdad. Repitiendo de postre, dejando caer la guadaña, Cerca del cuello de las manos de un cabaret. Sin aire. Soplo dentro de un globo que se rompe, que miente a la hora de la verdad. Alcohol y mentiras. Miles de anuncios de colonias, en los que jamas consegire demostrate mi cara ni a donde pretendía llevarte. Silencio encima de la almohada. Encima de ella deshechos.
Faltas a tus promesas. Siempre salen impares, unos con otros, algo se queda descolgado, fuera de tiempo. Preguntando a los transeúntes, mientras se golpea con las esquinas. El calzado se queda pequeño, uno camina y comprueba que necesita más espacio. Ya sea adelante o hacia los lados, mientras que el camino que queda atrás. Lo que se supone recorrido, nos pisa los talones, viene hacia nosotros. Nos come. Cada vez más cerca. Sabe de lo que anduvimos y aprende de nosotros. Nos espera, con una textura opaca, por encima de su realidad. Mientras queremos salir indignados cada 5 minutos. Agobiados en cada calada que le damos a la vida. Una pareja nos explica como funciona la vida y no se atreve a tenernos por vecinos, se fuga en la cama y del lado en que miramos. Enemigos en nuestra cabeza, soledad a la hora de las tinieblas.
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