Matriculas apuntadas en la carretera
Quedaba otra opción pero era la mitad de divertida me daba auto permiso, para averiguar que pasaría si perdiera esa práctica. Cualquier otra cosa y el resultado vendría a ser lo mismo, pero dejado y aburrido. Quemar el vehículo de mi hermana, no parecía muy navideño, pero había quien se olvidaba la de luz que iba a dar y eso si que lo era. Dicho en frío sonaba mal pero al fin y al cabo, sacarle las tripas de algodón a su peluche preferido y pintarle los genitales a su Barbie Malibu fueron los anticipos naturales de este pequeño acto de amor fraternal.
Presumía de su entereza y sinceridad. Y para ser sinceros era algo que admiraba y cuando no escondía los actos de inmundicia, la sinceridad era un acto admirable, pero cuando se trataba de manejar el dedo acusador, una rosa blanca se debía de crecer. Ella era capaz de decir quien era judío en la noche de los cristales rotos y eso no era decir verdades, si no una cosa muy fea ( mas bien una putada con letras mayúsculas), en estas cositas era especialista. Sería capaz de alquilarle la pistola a un nazi, si este no la llevaba encima.
He llenado la tapicería de gasolina para mecheros , una cantidad importante, pero no deja de ser la que usa su hija. Cada vez con más vicios, da gusto que alguien al menos sale a la familia ( la única ), de pura cepa. La quedran echar una buena bronca, aunque para eximirla , deje las colillas que ella misma usa de esos pitillitosos que ella misma usa y no van a ninguna parte, de esos que el médico prefiere que fume a que tenga stress. Por supuesto que no se lo cree ni ella. Esa sinceridad se le a debido de hacer un ovillo negro en la garganta, una madeja con hilos deshilachados y, un olor a humedad que debe ser imposible de desatar, enquistada en si misma.
A veces se le pasean personajes irreconocibles entre las pestañas, se le aparecen entre los huecos ciegos de los ojos, esa gente sin cabeza, o con el rostro desfigurado, avisándole.No seré el próximo dice el condenado de antemano. Con todos los papeles en contra, en esa clase de juicios, una vez que la fiscalia tiene tu nombre a lo que se dedican, es a acobardarle a uno hasta que confiesa. Prefiere uno la muerte a seguir vagabundeando con esas imágenes, detalles, uno tras otro, persiguiendote los sentimientos destrozados de cada uno. Parte rotas y otras que rompimos desmesuradamente, sin atreverme a adivinar los gritos, regocijándome en ellos.
Miro tenso es por la falta de espejos y espectros, no se oyen silbido por los que adivinar que es lo próximo que puede llegar a suceder y, a lo que se reniega por miedo. Minutos gastados, una realidad remota. Puntos que se entrelazan y no paran, mientras tenemos esa sensación de estar quietos. Un futuro tan previsible que viene a reírse de nosotros el porvenir. Una nueva manera, de no estar solo. Ver venir la soledad que se traga el desagüe, y aparece en cualquier parte, mientras lloramos en la ducha o ese vaso de lágrimas al volver a casa y encontrarnos solos. Se pega al paladar. Duele, un nudo que no se deshace más que con el fuego, y lo aviva al dejarse caer sobre las sábanas. Lágrimas y gasolina parte de una misma matanza.
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