Clips de larga duración 

Buscaba novia y las veía por casi cualquier lado, una pequeña obsesión que estaba empezando a superar por todos lados, empañando las gafas. Incluso bajo el secreto de confesión.Podría creerlo pero todo, pero solo hasta cierto punto, cuando se ponía escabrosos. Lo mejor se sacaba con Brandy y café . Tres medidas de licor y una de buena bebida colombiana. Lo de su buen carácter no debía de engañarle a nadie, ,modula su voz según con quien hable. Podrían pontificar su voz, incapaces de imaginarse los tortuoso de su camino y los martirios que pronunciadas, sin inmutarte. Tu nombre dejaba sin dormir un par de días tranquilamente, mientras te satifaccias a  la hora de tus juegos que tanto te gustaba decir secretos, mientras todos los aireaban.

A decir verdad a mi nada me asustaba y estaba y estoy de todo lo que dos personas adultas decidas en pleno uso de sus facultades, pero me parecía que ese no era el caso. Solo el imaginarlo con tu pomposidad, delicadeza, y exigencia plusmarquista con vestidos ultraescepcionales para la ocasión, con mayores expectativas que triplicaban el paso ( les gusta y gustara el género degradado ) . Me podía mover en un primer momento hasta que el proyecto me rompe a mi mismo y me provoca unas ciertas humedades, me pide tijeras y medias y susurros desvariando para saber en que voy a usar aquello.

Consigo abrirme un poquito la mente, que dejara de prejuzgar y de paso  que conocen, los locales y, lugares que no dejaron pasaron la luz. Ahora nos tratan bien y no es necesaria la tarjeta V.I.P. para que reconozcan mi cuento y, a la hora de la salida ya predican la palabra con las que me levanto. Me piden un taxi y se preocupan por dejarme el coche cerca de casa. Sin dejar ningún hueco al mal gusto, ni al proxenetismo. Probar a acudir a acudir a ciertos lugares que no acostumbramos de las zonas más oscuras, vestidos con confianza y traje a juego. Minifaldas y medias por supuesto, actuar  de camareta mientras se dan cacahuetes a los monos como propina y, azotes en el culo, una noches especiales que se almacenan en el recuerdo.

Amigos y niños celebramos y, coleccionamos tarjetas de donde coincidimos a pesar de no hacernos ninguna falta, nos pareció algo bonito. Cada uno con su mazo de «tazos» acude por si acaso. No pasa de tiempo que coincida y busquemos con miradas furtivas o directamente palpando sin disimulo. El más de vinilo y fusta, arranca a tiras y con ira, nada por un juego nuevo al día siguiente. Cuero por correo. Amante de las correas y de los días de antes en los que el furtivo sigue su suerte. Yo más comedido, de esos que cantan las mañanitas del rey David debajo de la ventana. Cuando sabe que llevas el látigo en la boca, y un mar de copas de vino y restos de ropa de personas y, gentes que te niegas que existieran y, veo los domingos por las ventanas como te piden permiso para acudir al rito.