Imágenes de piedad (primera parte)
A todo el mundo le duele algo eso no era algo que pudiese decidir yo, para esos ya existían las fotografías, las canciones y demás objetos personales que gustaban de torturar a las personas. Ver como se deshacían los colores entre sus manos. Ya solo quedaba pensar en blanco y negro. Con un poco de suerte conservar la Banda Sonora Original y no perder las palabras que realmente no se dijeron. Las tazas a medio beber se volvían hacia nosotros. Hasta que los diversos tonos mutilados y los licores que se destilaban en nuestras própias preguntas. No vuelven no somos capaces de rememorar a las torturas a las que fuimos expuestos y las barbaridades que inflingimos.
Cigarrillos de chocolate. Falsas utopías que cuando eramos críos no nos atrevimos a tocar con las yemas de los dedos. Manteles fabricados con papeles de propaganda. Una forma algo loca de viajar entre las zonas más cercanas, entre dos puntos. Mil píldoras se atragantaban entre las cajas, mientras mi garganta las pedía, se podía decir que incluso las echaba de menos.Efectos secundarios a evitar como amantes que se encierran con nosotros. Nos abrazan por la mañana y nos impiden llegar a tiempo a ninguna obligación que tuviesemos prevista.
La cafetería de la esquina donde vivía siempre estaba habitada de la gente más variopinta, que se tornaba de un azul aterciopelado. Envuelto de misterio una vez cruzaba la luz de la entrada. Un sitio donde todo lo que pasaba y se hablaba parecía atemporal