Siempre llegaba tarde, daba igual la melodía que me moviese, era incapaz que la hora me cuadrase la hora con el baile durante el día, me perdía como un buen borracho que se agarraba a una mentira inexacta. No todo era capacidad para ir de un lugar a otro con el Norte movido de sitio, pero tarde o temprano conseguía tropezarme con las espinas que miraban contra mi.
Felicitandome los moratones más variopintos . Colores solo imaginados por los arcoiris e infusiones de otros lugares. Me movía preguntándome si alguien algún día sería capaz de terminar mis propias mentiras. EScribía inexacto. Incapaz de seducir de seducir a las palabras, que solían a apartarse detrás mía. Siempre quise saber que se sentía sin obligaciones, pués nadie sabe por que estas si se habían molestado en perseguirme. desde que era un renacuajo. Cientos invisibles conmigo mismo.
Te perseguía y las mil y una manera de no poder conseguir ni un minuto libre se avanzaba sobre mi. De forma que solo podía recordarte. Desde mi propia muerte. Lo único que conseguía robar era tiempo y te lo dedicaba por entero a ti, y con eso era feliz. Te acompañaba a pesar que no me vieras. Te aconsejaba a pesar que se doliera tu cabeza, se que lo agradecías, procuraba llevarte por el camino que mejor te resultara, aquel en que te reconociera la felicidad, se te acercase. La felicidad en palabras mayores e incluso pudieras olvidarme si hiciera falta…..