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Con el frío podrían llegar muchas cosas, tal vez demasiadas, tantas que era incapaz de concentrarme. Permanecía preso de una idea bastarda que pretendía hacer y creer que era mía , pero llevaba más tiempo del que creía purulando por la humanidad, un intento en vano de permanecer con vida. En algunos sitios como los que andaba frecuentando últimamente costaba en demasía tener las espaldas sin ninguna aguja clavada, costaba aunque fuese un pequeño instante. De vez en cuando podía escuchar pequeños insectos que querían que jugase con ellos a pesar que eso indicara el tener que arrancarles las alas o encerrarlos en un vaso. Para algunos permanecer una tarde encerrados para que yo pudiera observarlos bien pudiera significar el tercio de su vida.
Dejar el sol de lado y comprobar el dolor ajeno una vez más. No faltaba nada para saber donde habíamos dejado ese pequeño sentimiento de arraigo por la vida. Algunos de los pequeños seres que me rodeaban parecieran haberse desprendido de el hacia tiempo. Mi madre y, algunos de mis tíos, especialmente mi hermano jugaba con una aguja a la cara y cruz. Robando el alma a cualquier cosa que tuviésemos cerca. Ahora prefiero beberme el alma de aquellos que alguna vez me miraron a la cara, pidiéndome los ojos. La sinceridad esta matándome gota a gota, así que me dedico a sacrificar a cada instante que encuentro.c Los míos y los del resto.
Yo estaré perdido pero no dejare que nadie me restriege nada delante de mi mismo, no destrozará mi alma cuando amanezca. Mi último deseo sea probablemente reventar el planeta en el mismo instante en el que muera. Abatirme con una bomba lapa que destrozase a cualquiera que estuviese cerca. Ataques al corazón en una noche en la que quedría que defendiésemos el alma y pudor de una dama. Carne podrida encima de una mesa, inalcanzable para los sentidos que solo se alimentan de ponzoña y seres moribundos, ahora simplemente mentes y cuerpos enfermos que solo sirven para envenenar el agua y la tierra donde caigan.
Mi nombre no era nuevo mis sentimientos tampoco, mi futuro parece cien veces escrito y los daños que iba a causar firmados de antemano. Por algo que fuera el olor nauseabundo seguramente, empece a salir a sitios que no conocía, a los lugares donde era prácticamente imposible que nadie supiese los pasos que había dado. Y los relojes no pudiesen adivinar hacia donde iban los siguientes.
Hambre de sueños pareciera, pero era simplemente la marea que me llevaba a diferentes lugares que nunca había sido capaz de navegar, perdiendo un norte que nunca había buscado, moviéndome la mayoría de las veces hacia los lados, encajado en la orilla fácil, a medio camino, comiéndole los pasos a los ratones y la basura que se amontonaba en mitad de cualquier vereda. Escalones que se dirigen a ningún lado, peldaños que se suben para bajar de altura, donde uno sabe que esta estafando a su alma. Un descanso inapropiado, la decrepitud de estar vacío, una cara que ya no se reconoce. Meterse uno mismo de palos. Un camino con varias estaciones, el burdel de mis precauciones.
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