Pilas y lapiceros gastados
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Quisiera tener un alma menos tullida, pero lo que tengo es con lo que me basto y, me voy dando golpes en las paredes por lo que creía a pesar que necesitaría un lago menos gastado, que fuese de aguantar más que la noche entera de los funerales de la gente a la que quise algún día. Me pierdo por los parques y avenidas en esos días y no hay mucho que pueda hacer. Me duele la cabeza y siento que me falta el sentido de la orientación así que procuro llamarte cientos de veces a ver si así recupero de alguna forma la compostura.
Algo paranoico, a pesar de no estar mal si no fuera por que olvido tu número cientos de veces e intento otras miles de veces y mientras intento recordarlo. Marco un sin fin de ocasiones números perdidos que no pertenecen a nadie o algún ser que no nos desea lo mejor para las navidades que vienen. Me he perdido y también las cuenta de las veces en queme pitan los oídos por que soy incapaz de reconocer que no he dormido, estuve toda la noche en cualquier sitio. Donde menos te lo esperas. Tu siempre tienes para mi grandes planes y lo mismo un día simplemente no me acosté en toda la madrugada mientras bebía chupitos de tequila y veía la televisión , la reposición de una serie que ni siquiera yo recordaba que me gustara y de la que me sabía los nombres de los personajes.
En ocasiones salgo a pasear sin más intenciones que estirar las piernas y poder pensar en mis cosas con un poco de aire que me roce la cara y me aclare las ideas y vuelvo cerca de las 12 de la mañana, con unas bragas de abuela en la cabeza después de quemar toda la carretera y las ganas, volviendo de bares gay, por una zona de Madrid por la que no pasaba desde la última juerga. Nunca sabes y lo he de admitir para que se debe llevar muda limpia y, es que ya me advertía una señora mayor que vivía en casa, madre de mi madre , experta en besos y triquiñuelas.
Sigo sin saber por que se mueve todo el mundo tan despacio unos días y a la mañana siguiente todo parece que pasa tan deprisa. Luces que se apagan y se encienden. A las que intento llegar sin que nadie note la diferencia de ritmo y de compás que rige mi cuerpo. Se que debería prender algunas y sofocar otras, pero no acierto con la manera. Sacapuntas en los bolsillos para esos colores que destiñen y no sabe uno cuando sacarles punta y colorear de nuevo, todo lo que le rodea. o al menos una esquina para que su mundo no se quede oscuro, pálido o perdido de la mano de los que como yo se han roto hace tiempo.
Desde que cambie los armarios de invierno y ninguna ropa me vale. Todo parece de otro señor que lleva mi mismo nombre y se pasea tranquilamente mientra me usurpa el sueño. La vida se esconde y a ti no te encuentro, debes andar con el, pasado. A mi nunca me cayeron bien los uniformes, te encuentro.
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