Abortargado
Buscaba algo de orden y donde buscaba estaba seguro de que no lo iba a conseguir, pero tampoco tenia mucho donde elegir así que seguía pico y pala como si fuera lo único que quedara por hacer, abriéndome la cabeza a cada paso. Intente algo que tampoco normalmente llevaba a cabo y, es que tenía comprobado que algo grande no entra en un agujero chico. Sofocado y con los colores ya sacados tampoco estaba para pasar mucho, así que opte por la fuerza bruta. Algo que respondiera de una forma diferente. A palo limpio. Sin mayor excusa, al fin y al cabo, innovar de vez en cuando tampoco estaba mal.
En un principio la información, después la sensación desestresante de poder explicar a alguien todos los problemas que le carcomen a uno y hacerle pagar por ellos. Gasearle por lo que los demás se dedican a hacerle. Me deshagobiaba de una forma tan intima, que empece a practicarlo donde quiera que fuese. La humillación como forma de vida. No dejar que nada pueda enturbiarnos la mirada mientras vemos el barro en la ajena y somos capaces de observar la cienaga. El color de unas pupilas sucias. Un olor especial mientras tiemblan las piernas, la sensación de querer estar en un sitio, mientras dependes de una decisión tomada a mi antojo.
Tomo nota de los dolores de cabeza que me provoca tu ausencia o cuando sobras, y estas de más y deseo que te viertas por las ventanas y dejes de existir pues no me produces más que dolores de cabeza. Más de 2 minutos de palabrería tuya pueden ser suficientes para que me exasperase y no sepa poner punto y final a la comedia de la vida. Mis ganas de terminar con el juego de tu existencia, por otro lado ínfima a la hora de contar cualquier historia. No se de donde sales, y por que te empeñas en preguntar en evitar la paliza que te corresponde, el golpe que te persigue, la tristeza que te toca vivir, a la que doy permiso para que haga de ti una persona que arrastra una carga de por vida.
Te duele y eso me hace feliz. Y me da igual que no lo entiendas, es a mi a quien le contenta. El cuarto oscuro que sirve para revelar secretos, y trampas sucias de cartas, tras la primera hora empezamos a devolvernos favores y somos capaces de sacarnos los ojos con cucharillas, tirarnos por las escaleras. Escucho voces y mentiras a la par y debo averiguar quien lleva la razón y quien carga con la pena. No presto demasiada atención pues puede ser el mismo quien no para de dar vueltas, como en el Vals de una boda en el que a sido asesinada la novia y, el amante no para de dar vueltas mientras el cónyuge hace horas que salto por la ventana mientras los padres beodos se reparten las ganancias y camisas de unos amigos amargados por no saber pasar una noche sin fiesta.
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