Pasos de muertos en falso
Cada vez que la llamaba se sentía en deuda, como después de hacer una consulta telefónica con cualquier tipo de operadora desagradable. Uno se encuentra de vez en cuando a una persona que merece la pena y es capaz de solucionarle el problema. De vez en cuando más molesto que ninguna otra cosa. Pero ella no se podía permitir ciertos lujos ni las pantomimas de sus compañeros ni la de ciertos grupos que daban por hecho que les satisfacía sus servicios. La salía por un pico que bien podía derrochar en la peluquería o bien podía administrar en la compra y darse un capricho, así que era rara la semana que no tenía que luchar con algún mal pagado terrorista del teléfono para darse esos pequeños extras que tanto bien la hacían. Para considerarse una profesional, aunque por supuesto ellos no eran balaceros mancos.
Fue lo peor que pudo hacer con toda seguridad, y ella lo sabía aunque había momentos en su vida en que recordaba el gran capital que poseía al lado de aquella familia que tan mal la había tratado. Aquel viejo que lo único que deseaba era sus dos piernas, jamás la trato como persona, a pesar que la llamara esposa y gastase una millonada en la boda, nadie dio una sola palabra de cariño por ella. A pesar que no la doliese en el momento y que con tan solo una mueca, ya valiese para echar al resto de la casa, bien aprendió lo que significaba para el viejo.Y aprendió a huir cuando estaba a tiempo, a quemar los caminos por los que escapo y hasta su sombra para que nadie pudiera seguirla, si siquiera los perros olerían sus huesos.
No se escondía exactamente pero era imposible que allí donde estaba se pararan a buscarla, ellos odiaban ese ambiente y tampoco podían acusarla que llorase nada que fuera suyo excepto la dignidad. Posiblemente lo que buscaba , pues la mayoría habían doblado al tercer día el espinazo con tal de que el vejestorio les tuviera en la nómina. Ella se llevo poco, pero todo suyo. Regalos y efectivo. Lo que fue administrando hasta que consiguió un trabajo de mesera. Luego con el tiempo se fue abriendo paso en las taquillas del tren. No era de lo más divertido, pero estaba mucho mejor pagado y mucho menos expuesta. Empezo a estudiar algo de enfermería. Desde niña la había llamado la atención pero nunca se había atrevido a ser totalmente ella misma. Así que no lo dudo un momento.
Al principio las clases se le hacían extrañas, así como el tiempo, estaba acostumbrada a un clima mucho más cálido, y carecía de ropa para tales tipos de inclemencias, así que llevaba tres capas de jerséis y pantalones y terminaba muerta de frío. Tuvo que gastar su dinero en prendas de vestir y mantas para la casa. Para que no la supiera mucho coste, pasaba las tardes en bibliotecas y museos, leyendo y culturizándose y por que no, en esos sitios no escatimaban con la calefacción , mientras ella de ven en cuando no se podía permitir ese lujo y cambiaba la luz por velas. Utilizaba la electricidad para lo imprescindible. De repente la empezaron a salir sabañones y amigos que no la preguntaban que les podía dar a cambio.
Aunque siempre fue solitaria empezó a convencerse que en todos hay un espejo. De repente volvía todo aquello que se había quedado entre lágrimas ,suspiros y sabanas frías. De repente algo cálido dentro del pecho.
Un comentario en “”