Cables cortados

Las mismas fotos distribuidas por diferentes lugares, podían hacerme sentir en casa, pero en realidad me encontraba enfermo. No me había puesto de acuerdo con el resto si era yo el parásito al que había que derribar o simplemente acontecía de una infección que me tenía en la cuerda floja. A más de uno le valía cualquiera de las posibilidades, y estaba bajo aviso. No me podía quejar de mis traidores, jamas iban por la espalda. Me buscaban y les gustaba verme como un funambulista tratando con lo peor. Para poder soplar y hacerme caer mientras se distraían , una distracción a la antigua usanza.

Miel, mariposas y canciones todo en equilibrio, se podía definir como un buen día, si no fuera por el fuego que se había encendido en el salón y todos sabíamos premonitoriamente de una reunión preparada de antemano y en la que lo único casual es que no hubiese victimas de algún tipo. Fuera lo que fuera es como aguardaba que fuese, con lirios negros en las manos. Recogimos rápido nuestras pertenencias que eran desorganizadas y puestas al abrigo del frío fuego para poder discutir mejor y más acaloradamente. Nosotros eramos los que nos apartabamos de el, para que la cara y nuestros gestos no nos delatasen.

Me molestaba en leer todas las normas que se suponía que teníamos que cumplir bajo un techo que no respetábamos y que no queríamos tener por encima de nuestras cabezas. Sonidos purulante y tambores rotos. Notas de colores esparcidas sobre nosotros, mientras permaneciamos en ese lugar como si fuera la mejor cárcel. Iluminándonos los rostros que no terminaban de encajar. Cigarrillos de color rosa con sabor a algo que no acertaba a identificar. Pretendía permanecer a tu lado, y al nuestro todos esos fetiches que nos hablaban haciendo señas que aprendimos a diferenciar a pesar que la mayoría de las veces , tan solo querían expresar el rechazo que nos tenían y la formas en que les gustaría vernos perecer.

Permanezca a este lado a pesar que es un tren deshabitado hecho de materiales diversos, ninguno con ese objetivo, poco a poco fuimos fabricando lo que necesitando con las sobras. Puertas tejados, y un suelo en le que se deslizan nuestros deseos. Noches gélidas que vamos pasando bruscamente, intentando no imaginar como seria de otra manera. Puedo verte cerca a pesar de convertirse en kilómetros, y por ello odio las fotografías, no consigo que me trasmitan nada, excepto ese instante gélido en el que te encuentras atrapada.

Siempre te miro en ellas te recuerdo en movimiento como una serpiente en mi mente que te observa y me habla al oído, escucha tus pasos y sentimientos. Voraz me los transmite al oido. Nunca vuelvo, siempre me encuentro a mi viaje que sueña encontrarse contigo, que hubiera un final que desease un principio, una noche que tiende a madrugar. Una mañana que es un principio.