Volver al mismo sitio

Se hace el camino un poco pesado, algo más que de costumbre. Tener que colocar un pie después del otro. Tedioso. Ahí quien cree que es tan difícil como lo ve y no se equivoca. El resto si. Totalmente. No deja sitio para la realidad. Un poco imposible no tener algo magullada el alma cada vez que uno se acerca y puede comprobar que el camino ha sido en balde. Puede ser bastante satisfactorio al menos intentarlo, y que no sea por uno mismo, pero la derrota diaria va dejando una huella en uno mismo que va haciendo llaga. De forma que los pasos cada vez cuestan un poquito más y el sendero parezca alejarse.

Las pantomimas que nos contamos a nosotros mismos parecen que no cuajan y el suelo se nos deforma bajo los pies. Así que hacemos malabarismos para poder seguir manteniendo la postura inicial y la misma sonrisa. Anoche tuve un presentimiento, y es que tarde o temprano tendrá que ser la última vez, igual que hubo una primera y puede ser que nos pille de camino, con el torso sudado e intentando convencernos a nosotros mismo que esto sirve de algo. No se que respuestas tendremos que resolver ese día, pero la verdad no me siento preparado.

Apenas soy capaz de cuestionarme por que me levanto y repito . Me coloco la misma ropa. La que me molesto en asear, para volver totalmente sucio y con la mente desquiciada, rota. Las peleas se suceden y los remansos de paz, no son más que una burda idea que perseguimos igual que la meta que se nos escapa todos los días. Haciéndonos burla desde lejos. Dejándonos intuirla. Mirándonos para que sepamos que existe, pero lejos de nuestro alcance. Que a pesar del empeño no es ni tiene intención de ser nuestra.

A pesar que cada día empecemos el camino antes, con más fuerza. A pesar de las suelas gastadas,  y comenzar a rompernos. Algo se resquebraja delante nuestra. Espejismos que no quieren saber el nombre que poseemos y empezamos a no confiar, a no querer dar nuestro apelativo a nada que no se encuentro debajo de nuestro dominio, a nada que no sea ya determinantemente tierra conquistada. Y se nos viene a la cabeza por un segundo que hubo algún que otro que se quedo en el sitio sin conseguir nada a cambio, después de todo el esfuerzo, que jamás contó con sus dedos una sola victoria.

No puedo parar de perseguirla. Para después quedar mudo, y con los ojos en blanco, sin un epitafio. Tan solo barrido, para que pudieran pasar lo que somos : Marabunta, perdida. Marabunta.