Lanzo lo que tengo a mano, y me es devuelto dolo que se puede pedir. Botellas vacías en el cielo de la boca. Agua que no cae, que no cesa en las cascadas. Volvemos a vernos las caras. Otro día que pasa y es imposible reconocernos a la primera. No quiero hacer de esto algo grande, y se nos caen las excusas por los lados. Bolígrafos que firman la paz, y sin embargo los hechos no paran de ser los mismos que nos llevaron a enfrentarnos. No logro dilucidar por que hacíamos esto. Prefiero moverme desde lejos y que me digas los diferentes por ques.
Podamos perder el norte y desviarnos de nuestro camino una vez más. Sin ningún remedio. Terminar donde nunca quisimos, bien lejos de acabar lo que se propuso un día. Frases que se repiten mientras bajamos las persianas para no ver lo que tenemos delante. No ser capaces de leer las frases que no calmarían aunque solo fuera un pequeño espacio de tiempo. Un solo instante. Sangres seca que llega hasta nuestros pies. Gritos que alimentan nuestra ira, y sin embargo no van con nosotros por una vez en la vida. Vemos como se mata a la gente.
Cada vez más cerca y somos incapaces de tomar partido si no es para levantar nuestra ira. Preguntarnos por que nuestro descanso se ve despreciado por las muertes ajenas. Hombres del maletín oscuro que esconden papeles que firman sentencias que atañen a todos. Pero nos dejan dormir esta noche. Si apagamos el televisor y no deambulamos a ciertas horas por la calle podríamos ser felices y no mojarnos los calzones. A nadie más le importa. Los jarrones se vacían, uno tras otro en la chimenea, así volverá la ceniza a la ceniza y lo que pensamos que era una urna volverá a ser la escupidera que era en antaño.
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