Me encanta mi ciudad, en especial en verano. Nadie piensa en trabajar. La gente sale casi sin ropa a la calle en busca de algo que hacer. Algo que no les recuerde al resto del año. Son capaces de rapear, escribir, buscar amores o pasarse el día entero en unos billares ya casi desaparecidos por completo. Lo que sea que dispare su imaginación hasta el desborde. Yo sin embargo te espero. Se que a pesar que de vez en cuando te ausentas buscando playa. Tarde o temprano vuelves, paseando tu bikini por las calles para darme ese pedacito de amor que te queda.
Un rato de buenos consejos y los besos más estúpidos que se sortean en los baúles de lo inesperado. No se que hacer los días que faltan, excepto componer bandas sonoras para funerales y panegíricos expectaculares, mientras paso un frío ensordecedor a 40 grados centígrados. Todos sudamos al compás de la música que componen los muchachos en las esquinas, y comprar el pan se alarga hasta las 4 de la tarde, tomando las últimas cañas y raciones. Volver medio mareado a casa con ese puntillo y sopor propio de la estival estación. Que bien sienta.
No echar de menos ningún madrugón. Unos días al alba amanezco para ver el sol, y me da tiempo a leer todo lo que me escribías en antaño y guardo con fervorosa panciencia y religiosa fervorosidad. Otros sin darme cuenta me da el almediodía pegado a las sabanasy solo me queda dejarme caer hasta la nevera y alargar la mano hasta algo fresquito, si una cerveza, a que engañarnos. Para bajar al bar con los preferidos del barrios a ningunear las horas venideras y al esfuerzo por mantenernos en pie. Las noches siguen siendo mágicas cuando apareces con tus vestidos. Blancos y semi transparentes.
Hacernos un hueco como podemos en la terraza para cantar allí nuestras serenatas y desafinar allí con las canciones preferidas por el populacho, como un barco que no tuviese timonel. Hagamos lo que hagamos, mantenemos la luces encendidas por si alguno las ve y quiere unirse a la fiesta. No somos remilgados y cualquier vecino es bien admitido y avenido. Raro que no traigan algo exótico para completar el ágape. Contamos con la mejor radio de toda la zona, nuestras guitarras que contienen todas las canciones que nos gustan y podemos desafinarlas todas la veces que queramos.
No tengo muy claro por que te cuento todo esto. Seguramente por que hoy inaguramos la nueva terraza, empieza formalmente para nosotros el calentamiento, que poco a poco, se ha ido instalando estos días sin avisar en nuestras vidas. Por que tengo realmente miedo a que no vuelvas, ni tu, ni los volantes de tus vestidos. A que no te quedes dormida en el sofá después de la fiesta. A no ser tu oso de peluche en estas fechas. Vuelve que el sol es la coartada de este crimen de alma imperfecta.