Teleférico al bosque

Se me caen las llaves y soy incapaz de recogerlas, es un vageza que me esta matando últimamente. Si no fuese por que necesito alguna de las cosas que realizo para seguir con vida hubiese perecido tranquilamente en alguna de las sillas o butacones donde me siento a descansar. No encuentro motivos reales por los que hacer nada. Me hes mucho más fácil solucionar los problemas con las acciones más simples, que ocurren en mi cabeza como un chispazo, nada debe  ser un impedimento para complacerse de la vida, y menos a mi edad.

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Si las llaves están en el suelo y medio perdidas, no seré yo quien vaya a buscarlas con no cerrar tengo bastante y a ser sinceros no creo que sean capaces de robar en una casa que dejo de estar de moda hace 30 años, nada de lo que se llevarán serviría para más que un anticuario loco y mezquino. Empiezo a sentir nauseas por esos rateros que ni siquiera existen todavía. Me voy a dar una vuelta y con algo de suerte compararé ofertas en el supermercado, es la forma más creativa de cocinar. Una lo único que debe  hacer es gastar el dinero en lo que apenas cuesta. Y con ello intentar elaborar un plato. Salga lo que salga. Gracias a mi mano, siempre algo bueno.

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Es lo que mis nietos consiguen a cambio de un poco de vida en la casa y unos cuantos quehaceres para mi, ya no son más que un mero entretenimiento amoroso. Desde hace tiempo ya deje mi viejo hobby que era la jardineria, el cuidar de mis plantas. Ahora me conformo con hablarlas y de vez en cuando regarlas y cambiarlas la tierra, sin preocuparme en exceso por lo que sale de cada maceta. De hecho me hace gracia ver  como con el tiempo y la polinización hacen de las suyas. Y salga lo que salga, yo lo riego , dando color y alegría a la casa.

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De vez en cuando sigo manteniendo la costumbre de acercarme a la santa iglesia, pero no como antes, ya no vamos a escuchar los santos oficios . La pequeña comitiva que desde los años 40 ibamos fielmente a comulgar y confesar los pecados que pudiésemos haber cometido ahora acudimos a ver al resto pecar, contaminar sus almas impuras. Hasta el punto de ver como acuden desesperados al párroco con cierta indigestión hasta que reciben su perdón. Como no también comentamos sus vestimentas y los últimos líos del vecindario. A nuestra edad estos pequeños manjares no pueden ser desaprovechados. Parece mentira que con tantos adelantos la gente no peque más a gusto y más. Solo lo hace de forma más hostil, estropeando lo que tendríamos que dejar como legado. Un pequeño vicio más. Partidita de cinquillo y cigarro.

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P.D: Siento estar publicando menos estas semanas, pero una pequeña enfermedad que se me ha complicado me impide estar al ordenador, perdón.

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