Las luces y las luciérnagas arrepentidas. Dando los pasos equivocados. Pensándonos los siguientes, y haciendo lo que nos pide el costado. Nada de meditación entre medias. Parece ser que lo que queremos y lo que necesitamos se bifurca. Y somos aprendices. Mientras nos siguen en manada miles de pequeños estropicios, más inmaduros que nosotros. Andamos a contracorriente de algo que no conocemos todavía. Nos saltamos las reglas que nos propusimos algún día. Cortejo fúnebre para las ideas que tuvimos y somos incapaces de mantener. Mensajes gratuitos que nos llegan en los minutos impares y nos dejan asilvestrados.
Filtros que nos negamos a pasar por un mal común. Trozos de cariño que nos abraza por un módico precio. Trabajos a la luz de la luna que nos pasa factura pasadas las 4 de la mañana. Reconforta saber que sigue habiendo alguien detrás de la línea. A pesar de no saber que hace con su vida. Ni ella ni yo gastamos el dinero en lo mismo así que apunto mi mirada cuando viene a por su parte, y puedo ver como se parten los platos a mis pies y pone esa carita triste y desaprobación. Yo sigo siendo el mismo conflicto de la hora de cenar.
A pesar de los renglones torcidos. Volvemos a los sabores ácidos. A los sonidos de campanas rotas, a algo que suena a ultimátum. En el fondo de este pantano sucio no dejo de preguntarme lo que terminaste de sentir mor mí. Tiro monedas al aire con ganas que salga a favor mi apuesta. Y no dejaras de sentir cierta simpatía por mi persona. Que me desees lo mejor, como yo a ti. Un final feliz. En el que a pesar de todos los males pudiéramos salir airosos en el momento de bajar el telón y nada pudiera amargarnos la vida. Ni pillarnos los pies a ultima hora.
A pesar que siempre queda un pequeño regusto a fracaso en este tipo de historias. Un pequeño punzón. Me conformaría con que no fueras tu, la que diera vueltas a mi herida. Sacando sangre de mi costado una y otra vez hasta llenar la copa. Tiempos verbales desorganizados que explicarían el porque estas aquí a pesar que conocimos nuestras caricias en el pasado. Se me dasacompasa los finales y se solapan unos con otros. Nada de lo que quería sucede. Y lo que tenemos entre las manos, ensucia la forma de vernos.
Por esos al fin y al cabo nos hemos acompañado suficientes veces como para no saberlo manejar. Las patillas del viento que sacude cada momento y lo tumba. Si lo deseas podemos por esta vez cavar hondo, y sujetar nuestras esperanzas. Juntos en un solo lugar. En el momento preciso, para cuando vuelva la marea, no sucumbir a ese incierto instante, Volver a ser los que conocimos, los de antes. Y con ellos los de ahora, los de para siempre en cualquier lugar, invencibles a lo que venga, implacables.
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