Se repite la escena, y los tonos inmaculados. Tengo con quien conversar sobre todo lo que ocurre. Podría echarle imaginación y además añadir alguna escena grotesca, pero me puede el cansancio. Estos últimos días apenas puedo levantarme, y todo lo que consigo me parece un gran sacrificio. Si no fuera por que me envuelvo con las sabanas jamas sabría en que día vivo. Su olor a putrefacto me indica que es hora de lavarme. LLevaré cerca de 72 horas en cama. No se si hay algún motivo. Tampoco me preocupa en exceso. Lo que quiero es descansar. Permanecer como un mueble.

Mi conciencia tampoco me lo permite. Así que voy dando tumbos a todos los sitios a los que les he chuleado mis deberes. Con la única intención de ponerme al día, y volver a mangonearles con un poquito de tiempo de por medio. La mentira no es mi fuerte. Así que voy de cara, no me queda más remedio. Además así va a quedar dibujado sobre la pizarra. Me pienso saltar mis obligaciones de la manera que sea precisa. Hacer solamente lo que sea imprescindible. Marta me ofrece una copa. El mejor Whisky que tiene en el mueble bar, y no es tonta. Mc Callagan 1939.

Soy incapaz ni con esas. Ahora soy carne de Valium y me arrastro como las serpientes. No desaprovechare el trago. Apenas me tengo en pie. Hacen apuestas con lo que pueda suceder. Desde el cáncer de colón a una supuesta ruptura que me tiene que haber dejado para la basura. Me temo que es así como soy. Ni yo mismo tengo recuerdo de sentirme de otra forma, en ningún otro momento. Escarceos con la hiperactividad. Y con los devaneos de la noche. Después una semana tirado por las esquinas como un perro. Ahora me gustaría saber a que me dedico realmente.

Lo más probable a esquivar el trabajo de forma casi profesional. Debiera se estar siguiendo un caso como un abogado y estudiar la forma de meter un palo por el culo a una familia amiga durante años. Dije que lo haría desde casa. Y lo único que recuerdo es estar tumbado, moviendo la almohada de un lado a otro, ya fuera solo o acompañado. Me jode compartir la almohada, por eso tengo una inmensidad de cojines que me hacen el apaño. Puede que me coman las enfermedades y la vagería.

Lo único que se es que en cuanto llegué a casa seguiré con mi dieta especial de no levantarme ni para comer. Ni volver a pisar el suelo. Divagar desde el futón. Dejarme morir entre plumas y cosas blandas. Si esta es mi altura, tendré que fumar, beber te, ensoñar que te marchas. Bloody Marys, compañía que su nombre se olvida, pasada la mañana.