Todo olía bien. Fantásticamente a mierda, como una buena canción de los 70´s o una mala con distorsión de los 90´s . Imposible de parar las manos por una batería loca que podía cambiar de lugar e incluso de color imperceptiblemente. La tensión neuronal se mueve de los dedos a las orejas y me reconcome los pies. Adentrándose totalmente entre el barro. Cieno bendito con olor a excremento de insectos de agua, tierra y sal. Podría chapotear todo el tiempo que quisiera hasta veros venir y colocar vuestras cabezas de adornos con los peces.
Se hacen los coros de este lodazal bendito de puerco espines, libélulas con su propio color incandescente, y sapitos coronados con regalos de comida barata. De vez en cuando también viene una princesita de botas de goma a la que ensuciar el vestido y clavar tachuelas. Hacer las puntillas de sus entretelas para que a la lejanía las confunda con el fósforo que destilan los muertos recientes. Nuestra Santa Compaña particular. Sale de entre los sitios donde no pueda ser descubierta, y el llanto que provoca no puede ser oído. Si quiera por los padres grandilocuentes, que esperan atentos los graznidos de los polluelos con hambre. Migas de pan envueltas en cristal.
Los pies engañados pisan tortura, que al poblarla hacen irremediablemente cojear. -Hoy podemos, dice la princesa de botas de charco, y cada vez más se desgana los lados del color, asaltar cualquier espacio. Vivir en una nube. Una nueva puerta, tintada, de algo que creíamos seriamos nosotros, de algún material que serian diamantes. Con el sabor del acero, con el color del azafrán. Todos empezamos a imaginar que su tonalidad hacia caso a lo fácil. A encontrar lo más liviano. A sentirte de esa forma de cuando sales de cualquier sitio en cuclillas, y con la boca seca, dejando un sabor refinado, como a futuro.
Si la televisión la leerte el Tarot te dejara bien claro tu fracaso. Que se te clavaría en los labios, bajando por la garganta a través de los días. A veces los sapitillos coronados tenían algo de suerte y nos conseguían derretir el estomago con falsas actuaciones, de falsas películas. En el más pálido y gótico blanco y negro, pero igualmente aplaudíamos retozantes y con las orejas, sin parar la diversión-inversión. Frases malditas para los puerco espines que tratan de sacar toda su carroña a flote, perdón digo cariño. y chocar con cualquier elemento, procurando que los peces se claven en los sitios más insospechados. Seres incluso flotantes e intercomunicandose a base de huevas con sabor a caramelos de cereza.
Besos para todos antes que se ensucien y se enciendan los fluorescentes, y se estravien los números falsos y las inevitables piruetas mentales causadas por ver sonidos. No se preocupen por los peces, amigos. Siempre salen del fondo y salen ganando. Show must go on!!!. Volvamos corriendo a la charca y no se olviden en cualquier parte de una sola nota musical. Pueden chocar con quien quieran, incluso con un popster sin espalda que puede volverse real, se transformaran en estrellas. Con pantalones de piruleta, compañeros de Peter Pan.