Apareció de la nada, y como todo lo que existe llego para quedarse dentro de mi cabeza, volviéndome loco. Ando de un sitio hacia el otro golpeándome con una pared tras otra. Confundiendo mi forma de escribir con extraños jeroglíficos que luego soy incapaz de descifrar. Tampoco lo que hago tiene mucho sentido. Comienzo y acabo en el mismo segundo. Voy a parar siempre en el peor de los acantilado y no suelo ser capaz de frenar ante de caer despeñado. Rompiéndome en mil pedazos, que es improbable que vuelva a montar con corrección. Siempre ronda el error en mi.

Cambiar la perspectiva podría ser una opción pero me veo saltando de una idea a otra probando multitud de extrapolaciones,que tan solo me llevan a mil quebraderos de cabeza. Ningún sendero se hace en línea recta. Los altibajos suelen ser suficientes para hacernos desistir, y ahora me encuentro en lo más hondo, en un pozo oscuro en el que siquiera puedo oír mi voz. Es el eco de mis pensamientos lo que me atormenta. La muerte dramática pudiera ser la salida fácil, pero tampoco puedo soñar. Pierdo tiempo en cosas banales que terminaran por acercarme la soga al cuello, pero en algo hay que matar el tiempo. Pudiera darse el caso que la última oportunidad mi pillara cantando y ebrio en otro lugar.

Las lucen en las que me sume me ciegan, y me resulta imposible adivinar por donde vienen los tiros, así que me ato la manta a la chaveta y tiro por el camino de en medio, e intento engañar al diablo jurándole que esa no era mi letra. La verdad es que soy capaz de firmar cualquier cosa si en un momento me vuelan los sesos, pero aunque me cueste la vida incapaz de traicionar mis ideales. Tal vez por esos me veo así. Siempre ando con frío y es de transitar las aceras menos caminadas, aquellas en lasque te puedes encontrar con todo aquello que te confunde. Cambia de canción la juke box y yo permanezco bailando la melodía, esa a sido mi manera de esquivar las balas que tenían mi nombre.

Me mintieron en un ascensor y ando de arriba hacia abajo buscando mi lugar, mientra me mentía una mujer que no eras tu. Cuando aprietan las tuercas y toca apretarse el cinturón busco donde escabullirme y sigo mis propias reglas. Sin tener muy en cuenta lo que pueda venir, siempre una reprimenda, siempre detrás de mi. Y puedo oír a un coro gritar mi nombre y mis pecados capitales, que no se terminan, y empiezo a sacudirme la culpa. No creo que pueda entrar en un lugar tan pequeño como su paraíso, en cambio me conformo con conquistar tu corazón que parece no tener ese eco en el que intentan persuadirme con un punzón. En ti me refugio, y eres mi cielo sin condición.
