Cris
Fácil excesivamente fácil el perderte y no encontrare en cualquier lado inventado, donde el sueño se parezca remotamente a una realidad tan alejada que suele inventar tantas formas de salida como huecos de entrada suelo encontrar uno por cada pensamiento erróneo, una hora adrede cambiada en el reloj sin pilas de mi casa, píldoras olvidadas que jamás se tiran y cuyos efectos a pesar de no ser inmediatamente reconocidos siguen perteneciendo a ese agujero. A una línea ferroviaria particular, más bien un metro cubierto de túneles y donde apenas ilumina la luz del día en que estamos, o si la época ya paso, o es un recuerdo remitente con sabores, sensaciones y ciertos olores bien presentes ( a nadie le quiero decir del tuyo que se me pegue tan pegado y probablemente sea la única razón por la que sigo flotando en estas escaseces de lagos e incluso doy vueltas en círculos, sin llegarme a hundirme jamás ). Hablan mal o raro del otoño, donde se te pegan los pies al suelo por la humedad, sin que operes un poquito más fuerte que hace un instante de segundo se te comen lo huesos , y los recuerdos, y lo que significaron estos. Después de esto, un pequeño rato de respiro como si fuera Pascua, y todos estuviéramos algún rato de lucidez : para mi eran tus uñas y tu pelo, la forma en la que te las mordías y tenía tanta ganas de compartir como de guardar para mi ese era el secreto, el de tus labios a mi memoria, de mi memoria al dibujo perfecto de tu perfecto de tu pelo, tu mirada ( la de tus ojos ) , tus labios y tus dedos.
* Después de estos días, podían llegar horas meses terribles como el invierno, que jamás averiguaría si era un estado de tiempo o un modo de vida , con la cabeza llena de escarcha, témpanos que nos distorsionan las voces que oíamos gustosos y las que jamas hubiéramos querido oír a pesar de estar y se repetían a pesar de estar solos.
A veces lo único que nos calmaba era la música, pero no la que escuchábamos en la calle, o desde cualquier rincón que procedía de esa clase de persona que con mayor o menor don poseen el don de la sutileza, el sacrifico así como una extraña visión : no las notas que se apoderaban sin poseerme y aveces conseguía llevarme por los caminos menos transitados, por calles sin nombres, plazas sin nombres sin avenidas, que si alguna vez me costaron algo, también me presentaron sombras, cuyos nombres me aterran y resultaron llevar el gorro lleno de nieve y alguna sonrisa demostrándome que al fin y al cabo siempre, tarde o temprano termina por llegar, y haga frío, llueve o truene , o quizá algún relámpago nos sobresalte ahí esta. Alguien decía » la noche es más fiel que oscura» . Y la nieve aunque nos parece toda igual,cada pequeño copo mirado al microscopio es diferente, todos diferentes; y de color azul que según decía mi abuela, medio bruja medio gata, era el color de la verdad. Por ello toda junta es blanca, como si se pudiera escribir en ella una historia nueva, la que merezca la pena. Tal vez esta noche cambie toda esta locura, estos sentimientos raros, por confiar más en ti, esperando la luna llena ( no quise hablar de ello, pero mis pastillas se parecen en mi a tener a tener esa sensación).
Nuevas heridas se pueden abrir cada día, cada sitio, lo que antes nos parecía situaciones normales provocadas por desajustes , un desaire producido no por una palabra si no por una luz, la velocidad ralentizada que a nuestros ojos puede parecernos una situación simplemente más lenta o más rápida que se ajuste al concepto de los demás , pero que a uno mismo no le resulta válido. Un solo unto de partida que a veces pide que expliquemos, y está tan perdido como las explicaciones que pretenden darnos y que varían de la fecha, el día y la hora, como la mayoría de nuestras emociones o excusas.
*Comportamiento Racionalmente Intempestivo Sibilino : no es lo que he leído en ningún sitio, ni creo que ningún erudito me confirmase su existencia como enfermedad, sino fuera después de años y años de pruebas con ratas, monos y personas que terminarían sintiendo como ellos y ellas. Para mí no es más que tener las paredes de corcho y la boca del mismo material agotado por pinzamientos al principio inocuos y al final imbéciles , por donde penas, tristezas y medicamentos terminan pasando con igual facilidad. Puedo llevar mirando al techo casi el mismo tiempo que a la ventana y siempre se repite el mismo patrón , nada dicen que me interesa, excepto cuando me acuerdo de ti y de tu risa. No estoy tan segura de mi enfermedad, como de los remedios; hace tiempo más del que me dejan comentar, estoy menos segura de los golpes ( de esas bofetadas que por tu bien te dan, de esas malas dos palabras…) que de esta nueva y sibilina e intempestiva forma de ver estas pequeñas realidades de colores donde el arcoíris, de aquellos cuentos con finales tan tragicómicos (la sirenita repudiada, blancanieves por siempre muerta, la bella durmiente que al despertar es abandonada por ser demasiado vieja según el senil del príncipe ) apenas contaban con siete tonalidades y a mi en un solo color me caben tu rojo pasión cada noche, el bermellón para compartir el vino, el de las fresas que….que nos se nos olvide, y al menos el rojo del lacre que selle nuestras letras , el del rubor de nuestras caras la primera vez que nos vimos, y lo que tú y yo sabemos, el de la sangre que compartimos. Al final entro y salgo de sitios parecidos pero no iguales, parecidas pruebas pero no iguales, una misma conclusión: me seguiré moviendo entre los brazos y los besos de los que me quieran, bajo cualquier tempestad emocional, subida o bajada, o engaños de mi propia mente y de los demás incluidas sus denostaciones o perpetuos sacrificios por sus falsos miedos y prejuicios.
Eso sí me seguiré comportando tan racionalmente como me diga el sustraído bolígrafo y las casuales recetas olvidadas, de mi psiquiatra, ya saben sibilinamente compulsiva