Cerezas
Hacia años que no te escribía, desconocía tu estado, sería casi perfecto para unas letras decir lo contrario, o unas frases antagónicas, liberarán poesía, en cada frase. Pero siguo siendo algo meno que una sombra en la ventana, algo que te recuerda a lo lejos, me quedo contigo si me dan a escoger , fuera lo que fuese, es casi improbable, saber como te sientes si no fuera por como resuenan en mi interior tus frases. Si la tierra puede cambiar de estación, puede que nosotros variemos, de vez en cuando de parecer. por lo menos hablandemos un poco el carácter. Al fin y al cabo nadie baila el Limbo con lavara pegada al suelo.
Siendo optimistas algún día recibira, y esta carta llegaría no solo a tu s manos, y la respuesta improbable, nos la jugariamos a los dados, en vasos pequeños, uno a uno. Yo , las dos y una botella grande, y otro vaso para quien falta. No fue culpa tuya, ni mía ni de nadie. Cada persona decide si quiere irse o si prefiere calzarse las botas cada día. Los zapatos de cada uno son diferentes y la horma de cada uno es diferente. Las lágrimas transparentes y saladas, pero de diferente sabor, al mezclar las con las 24 horas. Un paso más cerca de la botella grande. Un solo enchufe, decide, si se resbala uno en cada escalón. o sueña eternamente que dormido le crecen los pies ya las narices, conoce al Principito y sus propios monstruos imaginarios y vienen a visitarnos cada noche. Yo también lo veo cada noche cerca de los arboles, te espera, no conduce como dijo que haría. Nunca más, a tocar un volante, predijo. Siendo niño, ya era hombre.
Seguro que si pudiera pedir algo sería el cinturón de seguridad, y hacer la misma broma, una y otra vez, al abrocharselo tu , beso robado, una caricia , al que sabes, se fue llevando poco a poco,de lo que tiene un tarro lleno, y seguramente utiliza de almohada, y si come algo sera eso, con sabor a nubes de gominola. Podría usar la palabra mágica, y no valdría la pena, no quedaría, ni empezarías a recordarle mejor. Un rato más , y todos los días, cenariamos juntos, al lado de la misma fotografía, con vuestra canción, una vela, y su postre favorito.
Le vimos sufrir, las dos lo mismo. Si no tuvieras cristales por ojos, vidrios por porosos, camuflando su verdadera mirada, jamas hubiera estirado el cable, su mano incapaz de hacer fuerza, 30 o 28 minutos, para ser exactas , peleadas con el lapicero del la precisión medica, en el que planeaba su huida, en una estrella remota, en esas luces, que ya no existen, solo su reflejo, decía. – Tal y como ellas, me marcho, me extingo, y queda mi brillo, entre vosotras, cuando me vaya tenerlo cerca. Se se enciende el sol, no es de día ,es que todavía os sonrió y os necesito cerca-. Por esto mantengo una vela de color cereza, me dijo entre risas, que así olias el día que te conoció, un perfume, casi de niña, olor a cereza, como una tarta. Me volví y para no darle la espalda, no quería que nunca se fuese. Aquel instante me dije que lo repetiría hasta la saciedad. Ahora me marcho yo. Perdoname al fina lo he dicho. Le vi agonizando, lo desconecte antes, no hablo, no se movía, seguramente lo hubiese hecho el, como nos pidió, en código en la pizarra 2 meses antes. La asociación dice que no se me puede juzgar. Por favor no lo hagas tu antes. Ven a cenar. Tu, el y yo. Como antes.
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